CÓRDOBA SECA

Un antiguo refrán sostiene que el agua es lo único que puede golpear sin dejar heridas.

Sin embargo, la escasez de este líquido vital, desde hace años, golpea, hiere y provoca verdaderas tragedias en la vida cotidiana de muchos cordobeses.

Una de las situaciones más preocupantes sucede en el norte de Córdoba.

Allí donde de por sí el clima es árido y las lluvias son escasas, los arroyos se secan y los gobiernos de turno poco ayudaron a mejorar la situación.

Desde 2008, el programa provincial “Agua para Todos” debía garantizar este servicio a todos los cordobeses. Para muchos norteños, las obras no llegaron, llegaron tarde, defectuosas, o no fueron suficientes para resolver una crisis hídrica que se tornó estructural.

Así, las insuficientes obras realizadas por la Provincia, luego fueron traspasadas a comunas y municipios, que tampoco tuvieron capacidad técnica para mantenerlas y repararlas, y la gran mayoría terminaron fallando.

Hoy las soluciones que hay son perforaciones, que sólo sirven como parches y estiran una agonía que parece no tener fin…

Políticas erráticas, baja disponibilidad de fuentes, mala calidad, concentración urbana, deforestación y pérdida de la vegetación, incendios intencionales, cambio climático y poca conciencia para su uso racional, se combinaron con el paso del tiempo.

Hoy la situación es crítica y afecta a millares de cordobeses y sus producciones agrícolas y ganaderas, tampoco se salvan.

En el norte hay poca agua, la desertificación avanza y lo único que queda es el reclamo de sus pobladores. Ya no de forma aislada, sino conjunta, marchando en movimiento, levantando la bandera de que sin agua no hay vida.